Después de toda la noche tirando agua, sonó el despertador, miré por la ventana y la cosa no estaba nada clara, pero esta vez podía más el mono de andar en bici que el calor de las mantas de la cama…Me puse el desayuno, y comenzaron a llegar los mensajes y llamadas de la gente que echaba para atrás, pero bueno, ya que estamos… cargué la mochila, monté la baca, y arranqué dirección Limpias, por el camino apenas me llovió, al llegar al aparcamiento, viento, frío, y solo dos furgonetas, la de Marta y la de Fran. Mientras charlábamos comenzaron a llegar el resto de los locos, un Tojo, que no recuerdo su nombre, Michel, Charly, Miguel (Serpa), y por supuesto el organizador Flobato.
Nos cambiamos y comenzamos la ruta, una vuelta por Limpias para entrar en calor, una pista corta de piedra y al monte, para empezar una dura subida en su primera parte de hierba, que daba paso a un camino lleno de palos cruzados y piso resbaladizo, salimos a un campo desde el que se podía ver toda la ría a su paso por Limpias, bajamos hacia la parte alta del pueblo y tomamos las escaleras para bajar de nuevo al aparcamiento desde el que iniciamos la ruta. Bueno lo de las escalera fue un dilema, son de hormigón con una traviesa de madera en el borde, que estando mojada patinaba de lo lindo y quien más quien menos tuvo sus sustos, así que viendo a Charly parado y a Miguel haciendo el pino con la bici entre los escalones me tiré “prao” abajo por un terreno que daba al mismo sitio.
Y del aparcamiento comenzamos la subida al puente de Limpias que pasa sobre la carretera Colindres-Ramales, para subir a Seña, pero en lugar de hacerlo por carretera fuimos por una pista de monte que hasta el domingo tan solo la había bajado un par de veces. Durísima, tanto por la inclinación de los repechos como por lo resbaladizo del terreno, cada uno lo intentó a su manera pero nadie consiguió subir montado, ni Michel que está como un tiro con esto del ciclocros.
La última parte fue lo peor, podíamos montarnos, pero la bici se pegaba al suelo como si pesase 20kg, un terreno que con el agua se había hecho una especie de cemento. Por fin salimos a la carretera y llegamos al cruce de la pista de las antenas, en lugar de subir, bajamos a la izquierda por una pista que nos gusta mucho a los Pupas, y que siempre nos pasa algo, desde la caída de Diego,(sin consecuencias), a la perdida de dos gafas y posterior encuentro.
Pues eso, como no podía ser de otra forma avería, el compañero de los tojos partió la cadena, la reparamos y continuamos la marcha, pero por poco tiempo, llegando arriba otra vez, la misma cadena en dos cachos. Otra reparación rápida y en ruta, fue aquí donde se nos unió otro biker que no había llegado a tiempo a la salida de Limpias, así que se sumó a la aventura tras una bajada de pedrolos húmedos divertidísima llegamos a la carretera que sube de Colindres, descendimos unos 50mt y nos internamos en el monte de nuevo para hacer un circuito similar al del recon, y aquí llegaron los problemas de verdad, llegando arriba sonó un “tiro” tremendo, el mismo compañero de la cadena, reventó la rueda de tal forma que rajó la cubierta como nunca había visto antes, así que decidió volverse a casa andando, lo peor es que Miguel se acababa de torcer el tobillo 100mts antes y llegaba doliéndose.
El sol comenzaba a salir entre las nubes y se quedaba una mañana esplendida, tras el descenso hicimos el mismo recorrido que en la marcha de los tojos, paramos en el alto de Limpias, junto a la ermita, y Miguel decidió abandonar la ruta acompañado por Fran y el compañero que se nos unió sobre la marcha.
Así que los que quedamos continuamos dirección las tres mellizas, circuito de la marcha de Laredo. Poco a poco salimos de este tramo de repechos que enlazan unos con otros, y al llegar a la pista general que sube a las antenas, y tomamos una senda justo de frente, repleta de escajos y barrizales, que termina con una bajada al borde de un río con varias cascadas...
un paraje precioso y salvaje, como lo es también el tramo final de la bajada, para mi imposible de hacerlo montado...
...se me quedaba corta la enduro, pero con más pena que gloria conseguimos llegar abajo para continuar el descenso a Limpias por carretera. Tras lavar las bicis en la bajada del río, y cambiarnos de ropa nos tomamos unas cervezas en la terraza del bar en la plaza, una buena forma de terminar una buena ruta.
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