Pasadas las 9 de la mañana se daba la salida a unos 300 bikers. La mañana comenzaba fría y con las nubes bajas, que nos dejaron algunas gotas y nos obligaron a abrigarnos mas de lo normal para esta época.
Se comenzaba una larguísima bajada de prado, pista y trialeras que nos dejaba en tras 20 kmts en el primer avituallamiento del día donde encontramos un gran surtido de fruta y bebida.
Primero llegarían a este punto Juan, Martín y Manu, y cuando éstos salían del avituallamiento entraban Semi y Diego.
En esta ocasión Diego llegaba tras la primera bajada con una sonrisa más amplia aún que lo habitual, y ello era debido a que estrenaba nueva montura que le estaba dejando unas muy buenas sensaciones....
Tras dejar atrás continuamos bajando por pistas y senderos hasta llegar a un precioso lago que daría paso al pueblo de Reinosa, ya en el kilómetro 35 donde nos esperaba el segundo avituallamiento éste aún más surtido que el primero donde además de bebida y fruta había bocadillos y pastelitos. Allí nos reagrupamos otra vez todos los Pupas.
Partieron de Reinosa en primer lugar Martín y Manu, más tarde Juanele y después Semi y Diego.
La ruta nos adentraba por un sendero muy estrecho entre un frondoso bosque que obligaba al grupo a ir en fila de uno y se hacían inevitables los parones.
Al salir del bosque Juanele circulaba ya por delante de Martín y Manu, ya que había cogido un atajo desde Reinosa.
Pasamos por pista hasta cruzar el lecho de un río por un puente de hormigón que obligaba a echar píe a tierra de nuevo.
Ya por carretera llegamos a una larga subida en la que fué necesario portear la bici al hombro por el altísimo desnivel del terreno.
Este tramo nos llevaría al tercer avituallamiento de la marcha con abundante fruta y bebida acompañados por la presencia de las reses que hacían caso omiso a los bikers que allí nos agolpábamos.
Tras el avituallamiento y con el calor comenzando a apretar, un enlace por carretera nos llevaba a la última subida del día que nos dejaba en el Hotel "La Corza Blanca".
La orgaización nos esperaba con mangueras para lavar las bicis, zona de duchas y lo mejor, una riqísima olla ferroviaria acompañada de un buen vino.
En definitiva, bonito día y mejor ruta. Repetiremos el año que viene.
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